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Migrantes LGBTI en Tijuana ‘buscan una oportunidad para vivir’

Miles de personas en la ciudad mexicana deseen entrar los EEUU

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Melani Sofía Rosales Quiñones, una mujer transgénero de la Ciudad de Guatemala, fue golpeada, amenazada y discriminada en su país por el solo hecho de sumir su verdadera identidad de género. (Foto del Washington Blade de Yariel Valdés González)

TIJUANA, México — A Melani Sofía Rosales Quiñones, una mujer transgénero de la Ciudad de Guatemala, la esperaba una banda de homofóbicos a la vuelta de su casa. Era julio de 2017 y al pasar junto a ellos les dijo: Buenas noches y solo eso fue el pretexto para una agresión atroz.

“Me golpearon con bates y palos”, narra ahora Melani. “Me quebraron la mandíbula y el maxilar izquierdo. Estuve tres días sin despertar en el hospital y luego de 15 días me hicieron una cirugía para reconstruirme el rostro. Me pusieron placas y tornillos. Estuve cuatro meses en recuperación”.

Un año antes, las pandillas, que enferman de odio y violencia a medio Latinoamérica, codiciaban su casa como depósito para drogas. Su madre nunca aceptó e interpuso una denuncia por el acoso de las también llamadas “maras”.

“Saliendo de la policía llaman a mi mamá y la amenazan. Le dicen que con ellos no se jugaba y matan a mi hermano menor de 15 años”, ella dice.

Melani cuenta parte de su vida al Washington Blade desde una casa de acogida en el centro de Tijuana, donde momentáneamente amparan a los miembros LGTBI de la caravana migrante, que llegaron a esta ciudad fronteriza unas semanas atrás con el objetivo de solicitar asilo político en los Estados Unidos, una nación en la cual piensan vivir sin temores y con prosperidad económica.

Los migrantes LGTBI, al igual que la caravana, se han dispersado por toda la frontera norte del país. Lo que antes de llegar a México era un grupo compacto, que enfrentaba ofensas y malos tratos de la propia caravana, hoy no son más que pequeñas y débiles fuerzas dispersas en Tijuana, Baja California y Nogales, otro pueblo limítrofe con EEUU, perteneciente al estado de Sonora.

Atravesar este muro y llegar seguros a territorio estadounidense es el deseo de los miles de migrantes varados en Tijuana. Solo buscan una oportunidad de vida en los Estados Unidos. (Foto del Washington Blade de Yariel Valdés González)

Las historias detrás del sueño americano

No es la primera vez que Melani se lanza en dirección norte para tocar suelo estadounidense. En mayo de este año “subió” a Tijuana con otra caravana pero otra agresión le postergó el anhelo. “Me llevé una gran decepción porque oficiales de Tijuana me golpearon cuando me dirigía a la garita de El Chaparral. Luego, fui al hospital y puse una denuncia a los policías en Inmigración”, dice Melani.

Entonces Melani retornó hasta un pueblito entre Guatemala y México, “en territorio ‘nulo’”, dice con la ilusión de que, en algún momento, volvería a caminar hacia su sueño americano. No podía volver a Guatemala, pero tampoco a Tijuana. Por esa época se volvió casi ermitaña. Ella, una chica extrovertida y sociable, vivía alejada de la gente. “Trabajaba en una panadería y de ahí para mi casa. Sin decir alguna palabra, sin saludar”, añade.

Melani huía de una Guatemala donde la violencia se percibe como natural y se manifiesta más aguda contra las comunidades LGBTI. Allí soportan “insultos, sobornos, detenciones arbitrarias y agresiones físicas, que no pocas veces terminan en asesinatos, pero que no se denuncian por temor a las represalias. Las personas LGBTI viven con miedo y no cuentan con redes de apoyo comunitario que les ayuden a enfrentar los escenarios violentos en que habitan”, especifica un diagnóstico sobre la situación de esta comunidad en cuatro países centroamericanos.

Un total de 39 mujeres trans, como Melani, fueron asesinadas de enero a julio de 2017 en Guatemala, según el Observatorio de Personas Trans Asesinadas, ubicando a la nación en el puesto número seis dentro de la lista de países de América Latina y el Caribe con mayores cifras absolutas de personas trans asesinadas.

En Honduras, por otra parte, 40 personas LGTBI han muerto entre 2007 y mayo del presente año, indicó en un comunicado el estatal Comisionado Nacional de los Derechos Humanos en Honduras (Conadeh). Cattrachas, una red lesbiana feminista, indica que 288 personas LGBTI han sido asesinados en Honduras entre 2009 y 2018.

No solo es una situación de inseguridad. Este colectivo en Honduras posee muy bajas posibilidades de empleo. Según reportó Infobae “no existen en el país antecedentes de ninguna persona trans que haya ingresado a un puesto de trabajo en una empresa privada o en una dependencia estatal”.

Amelia Frank-Vitale, antropóloga de la Universidad de Michigan, quien lleva más de un año viviendo en Honduras para estudiar temas de deportación, migración y violencia, confirmó al Blade que “las personas de la comunidad LGBTI están expuestas a todas las formas de violencia que vive cualquier persona en Honduras, que es la mayoría de la población urbana, joven y pobre, pero además están discriminadas, estigmatizadas por su orientación sexual y en muchos casos el Estado está ausente en temas de justicia. Es siempre más crítico para la comunidad LGBTI”.

De esa situación vienen huyendo Alexis Rápalos y Solanyi, dos identidades que habitan un mismo cuerpo robusto de 38 años. En la entrevista con el Blade es Alexis quien habla. Lleva un gorro que cubre una cabeza casi sin pelos y las palabras apenas le salen.

Viene de una familia con bajos recursos y nos ha revelado que, desde los diez años, sufre el flagelo de la discriminación por las calles de su ciudad, San Pedro Sula, la que por cuatro años fue reconocida como la urbe más peligrosa del planeta. De nadie tuvo que despedirse, pues desde que murió su madre hace un año, vive solo.

Sastre y chef de cocina, trabajaba en un restaurante en su país natal, pero decidió sumarse a la caravana en busca de un futuro con más seguridad y una vida sin los sobresaltos de una homofobia generalizada.

Partió sin más que un pantalón y una camisa en su mochila y alcanzó la caravana en la frontera entre Guatemala y México. “Fui descubriendo amigos en la caravana”, refiere Alexis. “Y luego a la comunidad gay. Venimos luchando, peleando muchas cosas porque nos discriminan bastante, nos insultan”.

“El camino ha sido bastante duro”, sostiene Alexis. “A veces nos quedamos dormidos en lugares muy fríos, con tormentas. Yo me enfermé de la gripe con una tos horrible, pero gracias a Dios nos han ayudado con medicinas, con ropa”.

Arribaron a Tijuana pidiendo jalón (auto-stop), a ratos en autobuses y suplicando por la caridad ajena para comer. “Llegamos al albergue que había en la Unidad Deportiva Benito Juárez, pero nosotros estábamos en nuestro grupo aparte. Nos han tratado bien, con ropas, medicinas, comida”, insiste como tratando de agradecer días atenciones recibidas.

Hasta ese albergue, donde las condiciones de insalubridad y hacinamiento eran una constante, los persiguió la homofobia que viaja con algunos de sus coterráneos y los ubica en una posición aún más desfavorable que la del resto. Alexis detalla que eran abucheados en las filas para los alimentos y hubo ocasiones en las que no los dejaron comer. La situación se repetía en las frías duchas a la intemperie, donde la privacidad era un lujo impensable.

Allí, junto a los casi 6.000 centroamericanos que llegaron a aglomerarse en el albergue habilitado por las autoridades de la ciudad, sintió la crudeza del frío de madrugada, durmió en la calle porque no tenía una carpa que lo protegiera y la inusual lluvia de la temporada le humedeció hasta el alma cuando vio empapadas sus pocas pertenencias.

“En el albergue (Benito Juárez) sí pasamos humillaciones, críticas, hasta nos hicieron quitar la bandera gay. Recibimos mucha discriminación, nos dicen que no podemos hacer la misma fila para la comida y para el baño nos dejan de últimos y aquí (Enclave Caracol, nuevo albergue) nos están apoyando demasiado, nos dan nuestro lugar, tenemos baño aparte y todo”, comenta Bairon Paolo González Morera, un gay guatemalteco de 27 años.

Los integrantes de la caravana LGTBI estuvieron a su llegada a Tijuana en la Unidad Deportiva Benito Juárez, un complejo deportivo convertido en albergue. Allí también fueron discriminados por sus coterráneos. Les hicieron quitar la bandera gay. No los querían en las filas para la alimentación y los dejaban de últimos en las duchas públicas. (Foto del Washington Blade de Yariel Valdés González)

Cuenta Bairon que se travestía por las noches y ejercía la prostitución como Kiara Paola, una actividad que le dejó varias cicatrices en su cuerpo. “Yo me dedicaba a trabajar para llevarle comida a mi hermano gemelo y al más pequeño”, dice. “Ahí mi familia se enteró que era gay. Mi madrastra me discriminó y mi papá no me apoyó y hasta hoy día estoy luchando por mi bienestar, a pesar de que me han dado trabones en la espalda y en diferentes partes de mi cuerpo, pero he salido adelante”.

Vivía solo y constantemente era extorsionado, por lo que decidió unirse a la caravana. Cuando los migrantes arribaron a México, ya trabajaba en un restaurante en Tuxpan y no pensó dos veces unirse a la caravana, que en opinión de la experta en migraciones Frank-Vitale es “un movimiento de desobediencia civil contra un régimen global … La caravana es la forma que se ha reconocido que se puede cruzar México sin estar tan expuesto a los grupos criminales, las autoridades corruptas y sin pagar un coyote para buscar una oportunidad de vivir”.

Paolo González Morera, un gay guatemalteco de 27 años, ejercía como trabajador sexual en su país y constantemente era extorsionado y maltratado por su orientación sexual. (Foto del Washington Blade de
Yariel Valdés González)

A la espera del asilo

Una larga fila se ha formado a las afueras del Enclave Caracol, un espacio comunitario ubicado en la calle primera, en el centro de Tijuana, que ha acogido a esta fracción de la caravana LGBTIQ, que llegó semanas después de la primera.

Bajo unas carpas, los propios migrantes se organizan para repartir la comida que ellos mismos han preparado en el interior del edificio, que semanas antes también brindó su espacio para el matrimonio de varias parejas gays.

Nacho, quien prefirió solo presentarse así, es colaborador de Enclave Caracol, y dijo que están apoyando “a la comunidad con la alimentación y agua, el uso de baño, acceso a Internet, uso de teléfonos para que puedan llamar prácticamente a cualquier parte del mundo y en algún momento ha funcionado como albergue”.

En el Enclave Caracol, son los propios migrantes quienes han cocinado y organizado la vida allí. Con las donaciones de la sociedad civil de varias ciudades ha sido posible mantener a las decenas de ellos que
allí se resguardan. (Foto del Washington Blade de Yariel Valdés González)

En los primeros días de auxilio a estos desplazados eran los trabajadores del lugar quienes cocinaban gran parte de los alimentos y garantizaban la limpieza. Pero, dice “poco a poco se han ido involucrando personas de la caravana. Actualmente ninguna persona del Enclave ha estado en la cocina. Estas últimas semanas hemos recibido donaciones y también hemos ido a los mercados por la merma y la limpiamos, la procesamos y se cocina. Ellos mismos están organizando la limpia y entrega de la comida”.

Nacho declaró que varias personas de la sociedad civil de Los Ángeles, San Diego y de la propia ciudad de Tijuana aportan dinero, comida, voluntariado, productos de limpieza, platos y vasos desechables para aliviar la tensa situación que se vive ahora mismo por la llegada de miles de migrantes a esta urbe fronteriza, muchos de los cuales no han iniciado su proceso de asilo político.

Y es que, al decir de la académica Frank-Vitale, este proceso se ha puesto intencionalmente difícil en EEUU. “Hay una lista muy larga de personas que solicitan el asilo, que se han entregado en la garita y buscan seguir el proceso correcto, bajo la ley internacional”, dice. “Se ha dicho que van a tener que esperar hasta dos meses para tener la oportunidad de hablar de su caso, y eso para personas vulnerables, que huyen de una persecución, que viven bajo la lluvia, el frío, a la intemperie todo ese tiempo, la verdad es una crisis humanitaria fatal”.

“A veces uno se desespera porque no hay un lugar estable. Nos vamos de aquí para allá. Dicen que hoy nos van a llevar para otra casa para esperar a los abogados que nos van a ayudar con los papeles”, dice esperanzado Alexis.

Sin embargo, Melani es más realista al comentar sobre su petición de asilo: “La situación de nosotros está un poco difícil porque siguen llegando muchas personas. Donald Trump cerró la frontera y el trámite está muy complicado. Por eso las personas van a la frontera a meter presión”.

Frank-Vitale considera que el actual sistema de asilo debe cambiar para reconocer las formas modernas de violencia y persecución a las que se ven expuestas las personas y en especial los grupos LGTBI. “Tomando todo eso en cuenta, sí es posible. Hay casos de Centroamérica que entran perfectamente en el sistema, siempre y cuando tengan realmente el temor por sus vidas en sus países y mucha gente tiene un miedo muy verdadero”.

Ese temor, que ha colmado gran parte de la vida de Melani, la acompañará, incluso, en territorio norteamericano, pues en “la caravana anterior había una chica que se llamaba Roxsana, quien murió porque tenía VIH, pero la autopsia reveló que había sido agredida por los oficiales del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de Estados Unidos”.

La primera autopsia realizada en Hernández, una mujer trans hondureña con VIH que murió bajo custodia de ICE en Nuevo México el 25 de mayo, menciona la causa de muerte como un paro cardíaco. La segunda autopsia a la que se refirió Melani muestra que Hernández fue golpeada, pero no identifica las personas que la atacaron mientras estaba bajo custodia.

La autopsia original realizada en Hernández, una mujer trans hondureña con VIH que murió bajo custodia de ICE en Nuevo México el 25 de mayo, menciona la causa de la muerte como un paro cardíaco. La segunda autopsia a la que se refirió Melani muestra que Hernández fue golpeado, pero no identifica quién la atacó mientras estaba bajo custodia.

El tema ha llegado hasta el Senado estadounidense, pues tres senadores invitaron recientemente al Servicio de Aduanas e Inmigración y Aduanas y Protección de Fronteras de EEUU a entregar documentos relacionados con el caso de Roxsana, una mujer trans hondureña con VIH que murió bajo su custodia el año pasado.

Pese a todas estas situaciones, pese a un presidente xenófobo que comanda al otro lado, pese a un poderoso ejército atrincherado en la frontera, pese a las largas filas para ser escuchados, pese a la incertidumbre constante, Bairon se mantiene firme en su decisión: “Ya estamos acá. Con tanto trabajo que nos costó, yo no regreso”.

Ya sabemos por qué.

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Africa

For queer Nigerians, being on gay dating apps is still a risk

Homophobes target users for violence

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(Bigstock photo)

Gay hookup apps like Grindr, and dating apps like Tinder and Bumble have managed to proliferate queer communities in countries like Nigeria. 

Those who seek one night stands find what they want while those looking for love equally find what they seek. These platforms have managed to position themselves as safe spaces for queer people in anti-gay Nigeria. In  recent times, however, it is proving to be unsafe, as homophobic people are quickly learning about the apps, and opening accounts that either seek to outrightly threaten queer people, or pretend to be queer, have long chats with gay people, invite them over, and inflict violence on them.

Take the case of Biodun, a queer Nigerian man who joined Grindr to meet up with guys like him. 

After Biodun had built a connection and agreed to meet with someone whose display name was “Mamba,” they decided to meet up only for him to be met with violence. Apparently, Mamba ran a catfish account. 

“I’ll never forget that day,” Biodun, who asked the Washington Blade not to use his last name because of safety concerns, said. “I still think about it, and sometimes blame myself for being very careless, even though Grindr was supposed to be our safe space.” 

Biodun’s experience isn’t peculiar to him. 

In Nigeria, draconian laws that criminalize same-sex relationships exist, making queer people turn to the digital realm to explore their identities and seek connections beyond the confines of societal oppression that comes with the physical environment. Gay dating apps such as Grindr, therefore, have emerged as virtual sanctuaries, offering spaces for queer Nigerians to forge friendships, find solidarity, and pursue romantic or sexual relationships. Spaces like this, however, have morphed into a landscape fraught with danger, as homophobic people have weaponized these platforms to perpetuate hate and violence. 

“Sometimes, I often wonder how they learned about these platforms,” Daniel, which is not his real name, told the Blade. “You would think that it is just us in the platforms, until you find out that the accounts are rooted in homophobia.” 

One time, someone’s bio read, “I’m only here to deal with the gay people. I know all of you, and I will find and kill you. We no want una for here (translates to we do not want you here, in English.)” It was a stark reminder that these spaces are no longer LGBTQ-friendly for Nigerians. In 2014, there was the passage of the Same-Sex Marriage Prohibition Act by former President Goodluck Jonathan, which not only criminalized same-sex unions, but also imposed severe penalties on anyone involved in LGBTQ advocacy or support. 

This law catalyzed a surge in discrimination and violence against queer Nigerians; emboldening regular civilians, religious extremists, and even law enforcement agencies to target individuals perceived as deviating from traditional gender and sexual norms. Again, amid this hostile environment, gay dating apps emerged as lifelines for many queer Nigerians, offering avenues for discreet communication, community building, and the pursuit of intimate relationships.

The very anonymity and freedom these apps provided, however, became double-edged swords. 

The advent of screenshot and screen-recording capabilities on these apps, for example, reduced the risks of exposure, strengthening the safety and privacy of users. However, this also comes with its own lapses, as queer people using Grindr have often relied on screenshots and screen recordings to confirm the identities of potentials with their friends, before accepting to meet. 

“Before the removal of the screenshot option, I usually shared photos of others with my trusted friends,” Biodun shared. “But since that was taken off, there was no way for me to do that.” 

Although, according to Grindr’s terms and conditions, the removal came with privacy concerns, as it was to facilitate a safe dating experience.

This erosion of digital safe spaces is depriving queer Nigerians of vital avenues for self-expression and affirmation,and is exacerbating the psychological toll of living in a society that continues to systematically demonize their identities. Moreover, the normalization of homophobic rhetoric and violence in both physical and digital realms has perpetuated a cycle of fear and oppression, and is reinforcing this notion that LGBTQ individuals are inherently unworthy of dignity and respect. Despite these challenges, though, the resilience of queer Nigerians continue to persist, as they defy societal norms and assert their right to love and be loved.

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District of Columbia

Taste of Point returns at critical time for queer students

BIPOC scholar to speak at Room & Board event on May 2

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A scene from the 2022 Taste of Point. (Washington Blade file photo by Michael Key)

The Point Foundation will kick off May with its annual Taste of Point DC event. The event will be hosted at Room & Board on 14th Street and feature a silent auction, food tastings, a speech from a scholar, and more. 

Point’s chief of staff, Kevin Wright, said that at Taste of Point, the scholars are the star of the show.

“People never come to an event to hear Point staff speak, they come to hear from the people most impacted by the program,” he said. “At its core Taste of Point is designed to center and highlight our scholars’ voices and experiences.”

This year, a Point BIPOC Scholar, Katherine Guerrero Rivera will speak at the event. 

“It is a great opportunity to highlight the scholars out there on the front lines making impacts in almost every sector and job field,” Wright said. 

Wright pointed out that this year especially is a pivotal time for LGBTQ students. 

“In 2023, there were 20 states that passed anti-LGBTQ legislation,” he said. “By this point in [2024] we already have more.”

Wright said the impacts of those legislative attacks are far reaching and that Point is continuously monitoring the impact they have on students on the ground. 

Last month, The Washington Post reported that states with anti-LGBTQ laws in place saw school hate crimes quadruple. This report came a month after a non-binary student, Nex Bennedict, died after being attacked at school. 

“So, we see this as a critical moment to really step up and help students who are facing these challenges on their campus,” Wright said. “Our mission is to continue to empower our scholars to achieve their full academic and leadership potential.” 

This year Point awarded nearly 600 LGBTQ students with scholarships. These include the flagship scholarship, community college scholarship and the BIPOC scholarship. When the foundation started in 2002, there were only eight scholarships awarded. 

Dr. Harjant Gill is one of those scholars who said the scholarship was pivotal for him. Gill said he spent his undergraduate years creating films and doing activism for the LGBTQ community. 

As a result, his academic record wasn’t stellar and although he was admitted into American University’s graduate program he had no clue how he would fund it. 

Upon arrival to American he was told to apply for a Point scholarship and the rest was history.

“It ended up being the one thing that kept me going otherwise I would have dropped out,” he said. “Point was incredibly instrumental in my journey to becoming an academic and a professor.”

More than a decade later, Gill serves on the host committee for Taste of Point and is a mentor to young Point scholars. He said that he donates money yearly to Point and that when he is asked what he wants for a gift he will often tell his friends to donate too.

To attend the event on Wednesday, May 2, purchase tickets at the Point website. If you can’t attend this year’s Taste of Point DC event but would like to get involved, you can also donate online. 

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State Department

State Department releases annual human rights report

Antony Blinken reiterates criticism of Uganda’s Anti-Homosexuality Act

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(Photo courtesy of the Library of Congress)

Secretary of State Antony Blinken on Monday once again reiterated his criticism of Uganda’s Anti-Homosexuality Act upon release of the State Department’s annual human rights report.

“This year’s report also captures human rights abuses against members of vulnerable communities,” he told reporters. “In Afghanistan, the Taliban have limited work opportunities for women, shuttered institutions found educating girls, and increasing floggings for women and men accused of, quote, ‘immoral behavior,’ end quote. Uganda passed a draconian and discriminatory Anti-Homosexuality Act, threatening LGBTQI+ individuals with life imprisonment, even death, simply for being with the person they loved.”

Ugandan President Yoweri Museveni last May signed the law, which contains a death penalty provision for “aggravated homosexuality.”

The U.S. subsequently imposed visa restrictions on Ugandan officials and removed the country from a program that allows sub-Saharan African countries to trade duty-free with the U.S. The World Bank Group also announced the suspension of new loans to Uganda.

Uganda’s Constitutional Court earlier this month refused to “nullify the Anti-Homosexuality Act in its totality.” More than a dozen Ugandan LGBTQ activists have appealed the ruling.

Clare Byarugaba of Chapter Four Uganda, a Ugandan LGBTQ rights group, on Monday met with National Security Council Chief-of-Staff Curtis Ried. Jay Gilliam, the senior LGBTQI+ coordinator for the U.S. Agency for International Development, in February traveled to Uganda and met with LGBTQ activists who discussed the Anti-Homosexuality Act’s impact. 

“LGBTQI+ activists reported police arrested numerous individuals on the basis of their sexual orientation or gender identity and subjected many to forced anal exams, a medically discredited practice with no evidentiary value that was considered a form of cruel, inhuman, and degrading treatment and could amount to torture,” reads the human rights report.

The report, among other things, also notes Ugandan human rights activists “reported numerous instances of state and non-state actor violence and harassment against LGBTQI+ persons and noted authorities did not adequately investigate the cases.”

Report highlights anti-LGBTQ crackdowns in Ghana, Hungary, Russia

Ghanaian lawmakers on Feb. 28 approved the Promotion of Proper Human Sexual Rights and Ghanaian Family Values Bill. The country’s president, Nana Akufo-Addo, has said he will not sign the measure until the Ghanaian Supreme Court rules on whether it is constitutional or not.

The human rights report notes “laws criminalizing consensual same-sex sexual conduct between adults” and “crimes involving violence or threats of violence targeting lesbian, gay, bisexual, transgender, queer or intersex persons” are among the “significant human rights issues” in Ghana. 

The report documents Hungarian Prime Minister Viktor Orbán and members of his right-wing Fidesz party’s continued rhetoric against “gender ideology.” It also notes Russia’s ongoing crackdown against LGBTQ people that includes reports of “state actors committed violence against LGBTQI+ individuals based on their sexual orientation or gender identity, particularly in Chechnya.”

The report specifically notes Russian President Vladimir Putin on July 24 signed a law that bans “legal gender recognition, medical interventions aimed at changing the sex of a person, and gender-affirming care.” It also points out Papua New Guinea is among the countries in which consensual same-sex sexual relations remain criminalized.

The Hungarian Parliament on April 4, 2024. Prime Minister Viktor Orbán and his right-wing Fidesz party in 2023 continued their anti-LGBTQ crackdown. (Washington Blade photo by Michael K. Lavers)

The Cook Islands and Mauritius in decriminalized homosexuality in 2023.

The report notes the Namibia Supreme Court last May ruled the country must recognize same-sex marriages legally performed outside the country. The report also highlights the Indian Supreme Court’s ruling against marriage equality that it issued last October. (It later announced it would consider an appeal of the decision.)

Congress requires the State Department to release a human rights report each year. 

The Biden-Harris administration in 2021 released a memorandum that committed the U.S. to promoting LGBTQ+ and intersex rights abroad.

The full report can be read here.

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