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Migrantes LGBTI en Tijuana ‘buscan una oportunidad para vivir’

Miles de personas en la ciudad mexicana deseen entrar los EEUU

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Melani Sofía Rosales Quiñones, una mujer transgénero de la Ciudad de Guatemala, fue golpeada, amenazada y discriminada en su país por el solo hecho de sumir su verdadera identidad de género. (Foto del Washington Blade de Yariel Valdés González)

TIJUANA, México — A Melani Sofía Rosales Quiñones, una mujer transgénero de la Ciudad de Guatemala, la esperaba una banda de homofóbicos a la vuelta de su casa. Era julio de 2017 y al pasar junto a ellos les dijo: Buenas noches y solo eso fue el pretexto para una agresión atroz.

“Me golpearon con bates y palos”, narra ahora Melani. “Me quebraron la mandíbula y el maxilar izquierdo. Estuve tres días sin despertar en el hospital y luego de 15 días me hicieron una cirugía para reconstruirme el rostro. Me pusieron placas y tornillos. Estuve cuatro meses en recuperación”.

Un año antes, las pandillas, que enferman de odio y violencia a medio Latinoamérica, codiciaban su casa como depósito para drogas. Su madre nunca aceptó e interpuso una denuncia por el acoso de las también llamadas “maras”.

“Saliendo de la policía llaman a mi mamá y la amenazan. Le dicen que con ellos no se jugaba y matan a mi hermano menor de 15 años”, ella dice.

Melani cuenta parte de su vida al Washington Blade desde una casa de acogida en el centro de Tijuana, donde momentáneamente amparan a los miembros LGTBI de la caravana migrante, que llegaron a esta ciudad fronteriza unas semanas atrás con el objetivo de solicitar asilo político en los Estados Unidos, una nación en la cual piensan vivir sin temores y con prosperidad económica.

Los migrantes LGTBI, al igual que la caravana, se han dispersado por toda la frontera norte del país. Lo que antes de llegar a México era un grupo compacto, que enfrentaba ofensas y malos tratos de la propia caravana, hoy no son más que pequeñas y débiles fuerzas dispersas en Tijuana, Baja California y Nogales, otro pueblo limítrofe con EEUU, perteneciente al estado de Sonora.

Atravesar este muro y llegar seguros a territorio estadounidense es el deseo de los miles de migrantes varados en Tijuana. Solo buscan una oportunidad de vida en los Estados Unidos. (Foto del Washington Blade de Yariel Valdés González)

Las historias detrás del sueño americano

No es la primera vez que Melani se lanza en dirección norte para tocar suelo estadounidense. En mayo de este año “subió” a Tijuana con otra caravana pero otra agresión le postergó el anhelo. “Me llevé una gran decepción porque oficiales de Tijuana me golpearon cuando me dirigía a la garita de El Chaparral. Luego, fui al hospital y puse una denuncia a los policías en Inmigración”, dice Melani.

Entonces Melani retornó hasta un pueblito entre Guatemala y México, “en territorio ‘nulo’”, dice con la ilusión de que, en algún momento, volvería a caminar hacia su sueño americano. No podía volver a Guatemala, pero tampoco a Tijuana. Por esa época se volvió casi ermitaña. Ella, una chica extrovertida y sociable, vivía alejada de la gente. “Trabajaba en una panadería y de ahí para mi casa. Sin decir alguna palabra, sin saludar”, añade.

Melani huía de una Guatemala donde la violencia se percibe como natural y se manifiesta más aguda contra las comunidades LGBTI. Allí soportan “insultos, sobornos, detenciones arbitrarias y agresiones físicas, que no pocas veces terminan en asesinatos, pero que no se denuncian por temor a las represalias. Las personas LGBTI viven con miedo y no cuentan con redes de apoyo comunitario que les ayuden a enfrentar los escenarios violentos en que habitan”, especifica un diagnóstico sobre la situación de esta comunidad en cuatro países centroamericanos.

Un total de 39 mujeres trans, como Melani, fueron asesinadas de enero a julio de 2017 en Guatemala, según el Observatorio de Personas Trans Asesinadas, ubicando a la nación en el puesto número seis dentro de la lista de países de América Latina y el Caribe con mayores cifras absolutas de personas trans asesinadas.

En Honduras, por otra parte, 40 personas LGTBI han muerto entre 2007 y mayo del presente año, indicó en un comunicado el estatal Comisionado Nacional de los Derechos Humanos en Honduras (Conadeh). Cattrachas, una red lesbiana feminista, indica que 288 personas LGBTI han sido asesinados en Honduras entre 2009 y 2018.

No solo es una situación de inseguridad. Este colectivo en Honduras posee muy bajas posibilidades de empleo. Según reportó Infobae “no existen en el país antecedentes de ninguna persona trans que haya ingresado a un puesto de trabajo en una empresa privada o en una dependencia estatal”.

Amelia Frank-Vitale, antropóloga de la Universidad de Michigan, quien lleva más de un año viviendo en Honduras para estudiar temas de deportación, migración y violencia, confirmó al Blade que “las personas de la comunidad LGBTI están expuestas a todas las formas de violencia que vive cualquier persona en Honduras, que es la mayoría de la población urbana, joven y pobre, pero además están discriminadas, estigmatizadas por su orientación sexual y en muchos casos el Estado está ausente en temas de justicia. Es siempre más crítico para la comunidad LGBTI”.

De esa situación vienen huyendo Alexis Rápalos y Solanyi, dos identidades que habitan un mismo cuerpo robusto de 38 años. En la entrevista con el Blade es Alexis quien habla. Lleva un gorro que cubre una cabeza casi sin pelos y las palabras apenas le salen.

Viene de una familia con bajos recursos y nos ha revelado que, desde los diez años, sufre el flagelo de la discriminación por las calles de su ciudad, San Pedro Sula, la que por cuatro años fue reconocida como la urbe más peligrosa del planeta. De nadie tuvo que despedirse, pues desde que murió su madre hace un año, vive solo.

Sastre y chef de cocina, trabajaba en un restaurante en su país natal, pero decidió sumarse a la caravana en busca de un futuro con más seguridad y una vida sin los sobresaltos de una homofobia generalizada.

Partió sin más que un pantalón y una camisa en su mochila y alcanzó la caravana en la frontera entre Guatemala y México. “Fui descubriendo amigos en la caravana”, refiere Alexis. “Y luego a la comunidad gay. Venimos luchando, peleando muchas cosas porque nos discriminan bastante, nos insultan”.

“El camino ha sido bastante duro”, sostiene Alexis. “A veces nos quedamos dormidos en lugares muy fríos, con tormentas. Yo me enfermé de la gripe con una tos horrible, pero gracias a Dios nos han ayudado con medicinas, con ropa”.

Arribaron a Tijuana pidiendo jalón (auto-stop), a ratos en autobuses y suplicando por la caridad ajena para comer. “Llegamos al albergue que había en la Unidad Deportiva Benito Juárez, pero nosotros estábamos en nuestro grupo aparte. Nos han tratado bien, con ropas, medicinas, comida”, insiste como tratando de agradecer días atenciones recibidas.

Hasta ese albergue, donde las condiciones de insalubridad y hacinamiento eran una constante, los persiguió la homofobia que viaja con algunos de sus coterráneos y los ubica en una posición aún más desfavorable que la del resto. Alexis detalla que eran abucheados en las filas para los alimentos y hubo ocasiones en las que no los dejaron comer. La situación se repetía en las frías duchas a la intemperie, donde la privacidad era un lujo impensable.

Allí, junto a los casi 6.000 centroamericanos que llegaron a aglomerarse en el albergue habilitado por las autoridades de la ciudad, sintió la crudeza del frío de madrugada, durmió en la calle porque no tenía una carpa que lo protegiera y la inusual lluvia de la temporada le humedeció hasta el alma cuando vio empapadas sus pocas pertenencias.

“En el albergue (Benito Juárez) sí pasamos humillaciones, críticas, hasta nos hicieron quitar la bandera gay. Recibimos mucha discriminación, nos dicen que no podemos hacer la misma fila para la comida y para el baño nos dejan de últimos y aquí (Enclave Caracol, nuevo albergue) nos están apoyando demasiado, nos dan nuestro lugar, tenemos baño aparte y todo”, comenta Bairon Paolo González Morera, un gay guatemalteco de 27 años.

Los integrantes de la caravana LGTBI estuvieron a su llegada a Tijuana en la Unidad Deportiva Benito Juárez, un complejo deportivo convertido en albergue. Allí también fueron discriminados por sus coterráneos. Les hicieron quitar la bandera gay. No los querían en las filas para la alimentación y los dejaban de últimos en las duchas públicas. (Foto del Washington Blade de Yariel Valdés González)

Cuenta Bairon que se travestía por las noches y ejercía la prostitución como Kiara Paola, una actividad que le dejó varias cicatrices en su cuerpo. “Yo me dedicaba a trabajar para llevarle comida a mi hermano gemelo y al más pequeño”, dice. “Ahí mi familia se enteró que era gay. Mi madrastra me discriminó y mi papá no me apoyó y hasta hoy día estoy luchando por mi bienestar, a pesar de que me han dado trabones en la espalda y en diferentes partes de mi cuerpo, pero he salido adelante”.

Vivía solo y constantemente era extorsionado, por lo que decidió unirse a la caravana. Cuando los migrantes arribaron a México, ya trabajaba en un restaurante en Tuxpan y no pensó dos veces unirse a la caravana, que en opinión de la experta en migraciones Frank-Vitale es “un movimiento de desobediencia civil contra un régimen global … La caravana es la forma que se ha reconocido que se puede cruzar México sin estar tan expuesto a los grupos criminales, las autoridades corruptas y sin pagar un coyote para buscar una oportunidad de vivir”.

Paolo González Morera, un gay guatemalteco de 27 años, ejercía como trabajador sexual en su país y constantemente era extorsionado y maltratado por su orientación sexual. (Foto del Washington Blade de
Yariel Valdés González)

A la espera del asilo

Una larga fila se ha formado a las afueras del Enclave Caracol, un espacio comunitario ubicado en la calle primera, en el centro de Tijuana, que ha acogido a esta fracción de la caravana LGBTIQ, que llegó semanas después de la primera.

Bajo unas carpas, los propios migrantes se organizan para repartir la comida que ellos mismos han preparado en el interior del edificio, que semanas antes también brindó su espacio para el matrimonio de varias parejas gays.

Nacho, quien prefirió solo presentarse así, es colaborador de Enclave Caracol, y dijo que están apoyando “a la comunidad con la alimentación y agua, el uso de baño, acceso a Internet, uso de teléfonos para que puedan llamar prácticamente a cualquier parte del mundo y en algún momento ha funcionado como albergue”.

En el Enclave Caracol, son los propios migrantes quienes han cocinado y organizado la vida allí. Con las donaciones de la sociedad civil de varias ciudades ha sido posible mantener a las decenas de ellos que
allí se resguardan. (Foto del Washington Blade de Yariel Valdés González)

En los primeros días de auxilio a estos desplazados eran los trabajadores del lugar quienes cocinaban gran parte de los alimentos y garantizaban la limpieza. Pero, dice “poco a poco se han ido involucrando personas de la caravana. Actualmente ninguna persona del Enclave ha estado en la cocina. Estas últimas semanas hemos recibido donaciones y también hemos ido a los mercados por la merma y la limpiamos, la procesamos y se cocina. Ellos mismos están organizando la limpia y entrega de la comida”.

Nacho declaró que varias personas de la sociedad civil de Los Ángeles, San Diego y de la propia ciudad de Tijuana aportan dinero, comida, voluntariado, productos de limpieza, platos y vasos desechables para aliviar la tensa situación que se vive ahora mismo por la llegada de miles de migrantes a esta urbe fronteriza, muchos de los cuales no han iniciado su proceso de asilo político.

Y es que, al decir de la académica Frank-Vitale, este proceso se ha puesto intencionalmente difícil en EEUU. “Hay una lista muy larga de personas que solicitan el asilo, que se han entregado en la garita y buscan seguir el proceso correcto, bajo la ley internacional”, dice. “Se ha dicho que van a tener que esperar hasta dos meses para tener la oportunidad de hablar de su caso, y eso para personas vulnerables, que huyen de una persecución, que viven bajo la lluvia, el frío, a la intemperie todo ese tiempo, la verdad es una crisis humanitaria fatal”.

“A veces uno se desespera porque no hay un lugar estable. Nos vamos de aquí para allá. Dicen que hoy nos van a llevar para otra casa para esperar a los abogados que nos van a ayudar con los papeles”, dice esperanzado Alexis.

Sin embargo, Melani es más realista al comentar sobre su petición de asilo: “La situación de nosotros está un poco difícil porque siguen llegando muchas personas. Donald Trump cerró la frontera y el trámite está muy complicado. Por eso las personas van a la frontera a meter presión”.

Frank-Vitale considera que el actual sistema de asilo debe cambiar para reconocer las formas modernas de violencia y persecución a las que se ven expuestas las personas y en especial los grupos LGTBI. “Tomando todo eso en cuenta, sí es posible. Hay casos de Centroamérica que entran perfectamente en el sistema, siempre y cuando tengan realmente el temor por sus vidas en sus países y mucha gente tiene un miedo muy verdadero”.

Ese temor, que ha colmado gran parte de la vida de Melani, la acompañará, incluso, en territorio norteamericano, pues en “la caravana anterior había una chica que se llamaba Roxsana, quien murió porque tenía VIH, pero la autopsia reveló que había sido agredida por los oficiales del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de Estados Unidos”.

La primera autopsia realizada en Hernández, una mujer trans hondureña con VIH que murió bajo custodia de ICE en Nuevo México el 25 de mayo, menciona la causa de muerte como un paro cardíaco. La segunda autopsia a la que se refirió Melani muestra que Hernández fue golpeada, pero no identifica las personas que la atacaron mientras estaba bajo custodia.

La autopsia original realizada en Hernández, una mujer trans hondureña con VIH que murió bajo custodia de ICE en Nuevo México el 25 de mayo, menciona la causa de la muerte como un paro cardíaco. La segunda autopsia a la que se refirió Melani muestra que Hernández fue golpeado, pero no identifica quién la atacó mientras estaba bajo custodia.

El tema ha llegado hasta el Senado estadounidense, pues tres senadores invitaron recientemente al Servicio de Aduanas e Inmigración y Aduanas y Protección de Fronteras de EEUU a entregar documentos relacionados con el caso de Roxsana, una mujer trans hondureña con VIH que murió bajo su custodia el año pasado.

Pese a todas estas situaciones, pese a un presidente xenófobo que comanda al otro lado, pese a un poderoso ejército atrincherado en la frontera, pese a las largas filas para ser escuchados, pese a la incertidumbre constante, Bairon se mantiene firme en su decisión: “Ya estamos acá. Con tanto trabajo que nos costó, yo no regreso”.

Ya sabemos por qué.

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Congress

Padilla forcibly removed from federal building for questioning DHS secretary

Prominent Democrats rushed to defend senator

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U.S. Sen. Alex Padilla (D-Calif.) (Washington Blade photo by Michael Key)

Democratic U.S. Sen. Alex Padilla of California was forcibly removed from a federal building in Los Angeles after attempting to ask questions of U.S. Homeland Security Secretary Kristi Noem during a press conference on immigration Thursday

The city has been rattled in recent days as protestors objecting to the Trump-Vance administration’s immigration crackdowns clashed with law enforcement and then the president deployed National Guard troops and U.S. Marines, which was seen as a dramatic escalation.

According to a video shared by his office, the senator, who serves as ranking member of the Senate Judiciary Immigration Subcommittee, introduced himself and said, I have questions for the secretary.” After he was pushed out of the room, officers with FBI-identifying vests told Padilla to put his hands behind his back and handcuffed him.

“Senator Padilla is currently in Los Angeles exercising his duty to perform Congressional oversight of the federal government’s operations in Los Angeles and across California,” reads a statement from his office.

“He was in the federal building to receive a briefing with General Guillot and was listening to Secretary Noem’s press conference,” the statement continued. “He tried to ask the secretary a question, and was forcibly removed by federal agents, forced to the ground and handcuffed. He is not currently detained, and we are working to get additional information.”

Democrats were furious, with many releasing strong statements online condemning the actions of law enforcement officers, including California Gov. Gavin Newsom (D), Los Angeles Mayor Karen Bass (D), and the state’s other U.S. senator, Adam Schiff (D).

Human Rights Campaign Chief of Staff Jay Brown also issued a statement: “A sitting U.S. senator should be allowed to ask a Cabinet secretary a question at a press conference — in his own state, on an issue affecting his constituents — without being violently thrown to the floor and handcuffed. Everyone who cares about our country must condemn this undemocratic act. Full stop.”



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Local

Comings & Goings

Kefalas, Czapary to open Yala Greek Ice Cream Shop in Georgetown

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Chrys Kefalas and Salah Czapary

The Comings & Goings column is about sharing the professional successes of our community. We want to recognize those landing new jobs, new clients for their business, joining boards of organizations and other achievements. Please share your successes with us at [email protected]

Congratulations to Chrys Kefalas and Salah Czapary on their new venture, the Yala Greek Ice Cream Shop, which will open in Georgetown, at 3143 N St. N.W., around July 4.

Kefalas is the CEO and founder, Czapary is the co-founder/director of experience and operations. The third co-founder is Steve Shyn, COO. From what I hear Chrys and Salah will at times both be doing the scooping to the lucky people who stop by their shop. The word “Yala” is a play on the Greek word for “milk,” and fittingly, Yala Greek Ice Cream is made using hand-crafted techniques passed down through three generations of Greek ice cream makers. 

Kefalas told the Blade, “This is not frozen yogurt, just inspired by Greek flavors or a trendy twist on gelato. This is true Greek ice cream, finally making its American debut. It is crafted with farm-fresh milk from Maryland, Greek yogurt and honey, fruit preserves from the Mediterranean, and ingredients sourced directly from Greece, Italy, and the Middle East, including premium pistachios and sustainably harvested vanilla.” 

The two come from different backgrounds. Kefalas has a family in the restaurant business but is currently the head of the brand division at the National Association of Manufacturers. He is a former Justice Department attorney; worked as Attorney General Eric Holder’s speech writer; Gov. Bob Erlich’s counsel in Maryland; and ran for U.S. Senate in Maryland (endorsed by the Baltimore Sun). Born and raised in Baltimore, he’s a Washingtonian of nine years. He told the Blade, “Yala Ice Cream is a tribute, a legacy, and a love letter across generations.” He spent his early years working in his grandfather’s restaurant in Baltimore, Illona’s. Kefalas hopes, “Just like Greek yogurt changed everything, Greek ice cream is going to set the new standard for ice cream. But, for us, it isn’t just about ice cream; it’s about making my Papou, my grandfather, proud.” 

Many people in D.C. know Czapary. He is the son of a Palestinian refugee, and Hungarian immigrant, and a longtime Washington, D.C. resident. Czapary served as a police officer and community engagement leader with the MPD. He then ran for D.C. Council, and although didn’t win, was endorsed by the Washington Post. After that race, D.C. Mayor Muriel Bowser realized how accomplished he is and asked him to join her administration, where he served as director of the Mayor’s Office of Nightlife and Culture. 

Czapary told the Blade, “We’re bringing the first authentic Greek ice cream shop to the U.S., and we’re doing it with heart. We’re building a space where kindness, community, and a scoop of something extraordinary come together. Our Georgetown scoop shop is designed to be a welcoming haven where every guest feels a sense of belonging.”

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Delaware

Delaware Senate passes bill to codify same-sex marriage

Measure assigned to House Administration Committee

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Delaware state Sen. Russ Huxtable introduced the original bill in April. (Blade photo by Daniel Truitt)

The bill that would enshrine same-sex marriage into Delaware’s Constitution passed the State Senate Tuesday afternoon. 

Senate Substitute Two for Senate Bill 100 passed with a 16 to 5 vote, garnering the two-thirds majority necessary to pass. The bill has been assigned to the House Administration Committee.

SB 100 was introduced in April by Democratic Sen. Russ Huxtable of the sixth district of Delaware. It is the first leg of an amendment to the Delaware Constitution. The act would “establish the right to marry as a fundamental right and that Delaware and its political subdivisions shall recognize marriages and issue marriage licenses to couples regardless of gender.”

Senate Substitute One was adopted in lieu of the original bill on May 16. SB 100 originally focused exclusively on marriage equality relating to gender and the bill was tweaked to include protection for all classes that fall under Delaware’s Equal Rights Amendment, including race, color, national origin, and sex. Senate Substitute Two was then adopted in lieu of SB 100 on June 5 after being heard by the Senate Executive Committee on May 21. 

SS 2 differs from SB 100 by clarifying that the right to marry applies to marriages that are legally valid under the laws of Delaware and that all state laws that are applicable to marriage, married spouses, or the children of married spouses apply equally to marriages that are legally valid. It also removed the need for gender-specific provisions by including gender in the first sentence and revised the language clarifying that the right to marry does not infringe on the right to freedom of religion under Article One of the Delaware Constitution.

“We’re not here to re-litigate the morality of same-sex marriage. That debate has been settled in the hearts and minds of most Americans, and certainly here in Delaware,” Sen. Huxtable said at Tuesday’s hearing. “We are here because the fundamental rights should never be left vulnerable to political whims or the ideological makeup of the U.S. Supreme Court.”

Other states such as California, Colorado, and Hawaii have introduced and passed similar bills to protect the right of all people of all genders to marry under state law. 

“This bill sends a strong message that Delaware protects its people, that we will not wait for rights to be taken away before we act,” Sen. Huxtable said at the hearing. “Voting in favor of this amendment is not just the legal mechanism of marriage, it’s about affirming the equal humanity of every Delawarean.”

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