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Historias cubanas que invitan a salir del clóset

El 11 de octubre se celebra el día para promover la visibilidad LGBTQ

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Raúl Soublett relató en Facebook su salida del clóset (Foto de Damarys Benavides)

Nota del editor: Tremenda Nota es el medio socio del Washington Blade en Cuba. Esa nota salió en su portal el 12 de octubre.

LA HABANA — El 11 de octubre se celebra el Día para salir del clóset. El National Coming Out Day, como fue nombrado en Estados Unidos, donde surgió el evento, promueve la visibilidad de las personas LGBTI+ y llama la atención sobre una de las exigencias más arraigadas de la homofobia, la lesbofobia y la transfobia: el silencio.

La designación del 11 de octubre se debe a un grupo de activistas estadounidenses. Ellos decidieron celebrar en 1987 el primer aniversario de una marcha nacional en Washington que fue capaz de reunir a medio millón de participantes para demandar la igualdad LGBTI+.

“Es imperativo que salgamos y les hagamos saber a las personas, quiénes somos y que les quitemos sus miedos y estereotipos”, comentó pocos años después Robert Eichberg sobre las motivaciones de la celebración.

Eichberg fue uno de los promotores del National Coming Out Day junto con la activista lesbiana Jean O’Leary. Él murió en 1995 a causa del Sida.

En Cuba, a diferencia de otros países, sobre todo europeos, no ha prendido la celebración del 11 de octubre.  Sin embargo, algunos activistas compartieron este domingo en las redes sociales textos que relatan su experiencia del clóset o fotos que los reafirman en sitios públicos como personas LGBTI+.

Así celebraron la jornada destinada a dejar atrás la invisibilidad y la simulación exigidas por la sociedad heterosexual y cisgénero, y que se expresan, con particular fuerza, en la noción del clóset.

Así salimos del clóset en Cuba

“Mi gran salida de ese escaparate, como le llama (Pedro) Lemebel, fue en el servicio militar”, contó Ulises Padrón en su perfil de Facebook.

El activista decidió confesarle su orientación sexual a un coronel del ejército.

“Me hizo recoger mis pertenencias y estuve durmiendo alrededor de una semana en la enfermería hasta tanto se decidiera qué hacer conmigo”, escribió.

Ulises empezó a “inventar enfermedades” para que lo trasladaran al hospital y alejarse de la homofobia típica del cuartel. “Fue el momento en que comprendí que la heteronormatividad nunca iba a hacer concesiones con el diferente porque a lo único que se debe es a sí misma”.

“Lo cierto es que me salvó la lectura y la participación de un concurso de historia, en el que gané algún lugar y nos dieron un recorrido por otras unidades. Cuando regresé el mayor me estimaba diferente, pero con igual homofobia. Solo que ahora no era un desconocido para seguir abusando de su autoridad. Él, que antes hizo un mitin de repudio delante de los padres de mis compañeros; padres que conocía de toda la vida y no daban crédito a lo que decía. Un año duró aquello, en el que entró un Ulises timorato y salió un maricón”.

El maestro y activista Raúl Soublett recuerda su salida del clóset como una “etapa de mi vida que fue crucial, decisiva, difícil pero necesaria para poder vivir sin miedo”.

“Decirle a mi mamá y mi papá que me gustaban los hombres, hizo que me sintiera libre pero no podía ocultar, no puedo negar que sentía a la vez mucho miedo de la repercusión que iba a traer consigo”, dijo en Facebook.

Poco después, Raúl tuvo que volver al clóset. Su familia siguió presionando y, sin querer, solo por protegerse, volvió a ocultar su orientación sexual.

“Al paso del tiempo me fui dando cuenta que no tenía vida. Debía luchar por esa libertad que yo quería. Enfrentarme y sobrevivir aquellas amenazas que obviamente se consolidaron. Poco a poco dejé de sentir miedo, vergüenza. Me fue importando poco lo que pensaría la gente de mí. Todo eso fue un proceso, donde debía aceptarme, conocerme, eliminar ciertas cosas que replicaba por el solo hecho de aparentar ser quien no era.

“Consciente de todos los peligros y amenazas hacia nuestros derechos, pienso que poco a poco el mundo va cambiando y vamos progresando hacia eso, es mi lado optimista que quiere que sea así”, concluyó su texto.

Otros activistas prefirieron colgar fotos en Facebook y Twitter para mostrarse con sus parejas o con banderas del arcoíris. Así hicieron Adiel González Maimó y Yasmín Portales, miembros de la Plataforma 11M, uno de los pocos grupos LGBTI+ independientes organizados hasta ahora en Cuba.

También la revista Q de Cuir, una publicación digital dedicada a la comunidad gay, lesbiana, bisexual y tras, publicó testimonios sobre el clóset. Pidió a sus entrevistados que contaran “la salida más difícil” y “la salida más inesperada”.

Tropicana, una mujer trans, contó a Q de Cuir que nunca necesitó salir del clóset. “A mí se me notaba tanto, se me veía venir tanto cómo yo iba a ser”, dijo.

“Yo vivía con mis abuelos, eran mi vida, eran mis padres. Lo más doloroso es que un día mis abuelos me recogieron todas mis cosas. Estoy hablando de principios de los 80, donde se miraban las cosas desde un punto de vista tan diferente y ser homosexual en aquel tiempo era lo peor”.

Lisney Romero, una lesbiana de Guantánamo, le contó a Q de Cuir que temía la reacción de su padre, pero finalmente recibió más ataques de parte de su madre.

“Mi mamá, que siempre había sido un poquito de mente más abierta, cuando se empezó a dar cuenta de las cosas, me dijo que eso era una etapa, que se me iba a quitar, que yo siempre había tenido novio y que eso era una ‘cochiná’. Entonces tomó la actitud de contarle a todo el mundo que yo era lesbiana”.

Iracema Díaz, de Ciego de Ávila, al centro de Cuba, relató así su “salida inesperada”:

“Fue Cuerpo de Guardia, llegué con un dolor abdominal muy fuerte, mi mamá me acompañaba, casi no podía hablar, el médico de guardia me remitió con el ginecólogo enseguida. Creía que era un embarazo ectópico, yo aseguraba que no era así, pero no sabía cómo explicar que mi última pareja era una mujer y no un hombre. No me salían las palabras, comenzaba la oración y no podía terminarla.

“Finalmente fue mi mamá quien se lo comentó al doctor, que se sorprendió mucho. Hubo silencio porque el médico se quedó como en shock. ¡Se puso muy nervioso y sonreía mucho! Era joven, nos miraba como dudando y quizás hasta pensó que era una broma al inicio. Lo único que faltó fue preguntar ‘¿En serio?’”

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Unas 24 mil personas participan en marcha del orgullo en la capital salvadoreña

Evento anual es un símbolo de resistencia y esperanza

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(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)

SAN SALVADOR, El Salvador — El 29 de junio, aproximadamente 24.000 personas se reunieron en la capital de El Salvador para participar en la marcha del orgullo LGBTQ, según datos compartidos por El Salvador G. A pesar de la persistente lluvia, el evento se desarrolló sin contratiempos, mostrando la determinación y el espíritu de la población LGBTQ y sus aliados.

La marcha no solo fue una celebración de la identidad y la diversidad, sino también un acto de protesta contra las políticas y acciones del gobierno que han afectado negativamente a la población LGBTQ. El Movimiento Ampliado LGBT+ de El Salvador, en sus declaraciones, señaló los múltiples desafíos que enfrentan. 

“El escenario al cual nos enfrentamos es complicado no solo para nosotres, sino también para todos los ámbitos de la movilización social. Como Movimiento Ampliado LGBT+ de El Salvador, reconocemos los retrocesos que han marcado los últimos cinco años”, declara el colectivo.

Entre los retrocesos mencionados están la disolución de la Dirección de Diversidad Sexual, la derogación del decreto ejecutivo 56 que prohibía la discriminación por orientación sexual e identidad de género, y la exclusión de la atención en salud pública y educación. Además, han sido archivadas propuestas legislativas clave como la Ley de Identidad de Género y la Ley por la Igualdad y No Discriminación. Estos eventos, junto con una reelección presidencial que consideran ilegítima, representan, según el movimiento, “el fin de 32 años de una democracia, que, aunque débil y homo, trans y cuirfóbica, no empujaba a sus detractores al exilio y no afectaba, como hoy, el goce de todos los derechos de todas las poblaciones”.

La marcha también sirvió como un espacio para exigir el respeto y la garantía de sus derechos humanos, contando con el apoyo de movimientos feministas, estudiantiles y de juventudes. En sus consignas, también se hicieron eco de luchas internacionales, mostrando solidaridad con los pueblos de Palestina, Ucrania, Armenia, República del Congo, Sudán, Haití y otros territorios afectados por regímenes antidemocráticos.

“Marchamos hoy en solidaridad con los pueblos de Palestina, Ucrania, Armenia, República del Congo, Sudán, Haití y otros territorios donde regímenes antidemocráticos violentan los derechos humanos de sus poblaciones”, declararon los organizadores. “Desde el pueblo salvadoreño, nos identificamos con sus situaciones y compartimos su lucha por la justicia y la libertad”.

(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)

Escenarios adversos 

El pasado mes, la obra de teatro “Inmoral”, que pudo presentarse en la Gran Sala del Teatro Nacional de El Salvador, fue cancelada por el Ministerio de Cultura, mismo que había aprobado con anterioridad dicha puesta en escena, generando una ola de críticas y preocupaciones sobre la censura y la libertad de expresión por parte de la población LGBTQ, contra otra tendencia de comentarios en apoyo a la acción del gobierno del presidente Nayib Bukele. 

Días después, la situación se intensificó cuando alrededor de 300 empleados del Ministerio de Cultura fueron despedidos, con el gobierno argumentando que estos empleados promovían “agendas incompatibles” con la visión oficial.

A través de X, Bukele defendió la medida, afirmando que no solo se buscaba alinear las políticas ministeriales con la orientación gubernamental, sino que también se pretendía generar ahorros en los fondos públicos. Esta justificación no ha mitigado las críticas de diversos sectores que ven en estas acciones un intento de limitar la diversidad de pensamiento y expresión en el ámbito cultural.

En paralelo, en Costa Rica, el presidente Rodrigo Chaves destituyó a la ministra de Cultura, Nayuribe Guadamuz, y al comisionado de Inclusión Social Ricardo Sossa. Esta decisión se produjo poco después de la polémica cancelación de la declaratoria de interés cultural para la Marcha de la Diversidad.

La situación de El Salvador ha resonado en foros internacionales; Ambar Alfaro, una activista independiente de la población LGBTQ, junto con una delegada del Colectivo Alejandría, asistió a la Asamblea General de la OEA 2024. Durante el evento, intentaron abordar al equipo acompañante de la canciller salvadoreña para discutir el futuro de las políticas gubernamentales hacia la población LGBTQ en El Salvador. Sin embargo, recibieron una respuesta negativa. Alfaro subrayó la contradicción en la disponibilidad del gobierno para reunirse con grupos pro-vida, incluyendo al controvertido Eduardo Verástegui, mientras evitaban el diálogo con representantes de la comunidad LGBTQ en dicha Asamblea.

Estas acciones han suscitado preocupaciones sobre el respeto a los derechos humanos y la diversidad cultural, subrayando la necesidad de un debate más amplio y una supervisión más crítica de las políticas gubernamentales. La cancelación de la obra “Inmoral” y los despidos en El Salvador, junto con los eventos en Costa Rica, plantean serias interrogantes sobre la dirección de la política cultural en la región y el compromiso con la inclusión y la diversidad.

La lucha del movimiento LGBTQ sigue

La Marcha del Orgullo, según el movimiento, “es una expresión poderosa de resistencia y esperanza”. Agregaron que celebran sus victorias, lloran sus pérdidas y renuevan su compromiso con la lucha por la igualdad, “marchamos para crear un futuro en el que todas las personas podamos vivir libres de violencia y opresión, donde la dignidad y la solidaridad prevalezcan sobre el odio, la discriminación y la violencia”.

La multitud que participó en la marcha, incluyendo personas de todas las edades y procedencias, demostró la creciente aceptación y el apoyo a la comunidad LGBTQ en El Salvador. Las banderas arcoíris y de las diferentes expresiones de la diversidad sexual, los mensajes de amor y aceptación, y las expresiones artísticas en forma de música, danza, acróbata, entre otras, llenaron las calles, convirtiendo la marcha en una colorida celebración de la diversidad y una protesta llena de color.

El evento culminó en El Salvador del Mundo, con discursos y llamados a la acción por parte de líderes del movimiento, instando a todos los presentes a seguir luchando por una sociedad más justa e inclusiva. Les líderes y activistas recordaron la importancia de la solidaridad y la unión en tiempos difíciles, destacando que cada persona tiene un papel que desempeñar en la construcción de un futuro mejor para todos/as.

La marcha del orgullo LGBTQ de este año en El Salvador fue más que una celebración; fue una declaración contundente de resistencia contra la opresión y un llamado a la solidaridad internacional. En un contexto de retrocesos políticos y sociales, la población LGBTQ y sus aliados demostraron que, a pesar de las adversidades, la lucha por la igualdad y la justicia continúa.

(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)
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Se hunde el proyecto de ley que prohibiría las terapias de conversión en Colombia

La OMS en 1990 dejó de considerar a la homosexualidad como una enfermedad

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El Congreso de Colombia (Foto de Michael K. Lavers por el Washington Blade)

OrgulloLGBT.co es el socio mediático del Washington Blade en Colombia. Esta nota salió en su sitio web.

Por temas de trámite se hunde en la comisión primera del Senado el proyecto de ley que buscaba prohibir las mal llamadas “terapias de conversión” en Colombia.

Los conocidos técnicamente como “ECOSIG” son los tratamientos que mediante tortura física o influencia psicológica o religiosa buscan “corregir” la orientación sexual e identidad de género de las personas diversas.

A pesar que estaba en el orden del día de 11 y 12 de junio en la comisión primera del Congreso de Colombia, los legisladores no abordaron la discusión dejando pendiente este punto que por términos de tiempo en trámites deberá volver a ser presentada. Se necesitaban dos debates más para lograr que se hiciera realidad el anhelo de una legislación que prohíba esas prácticas de tortura en el país.

Es importante recordar que el 17 de mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud dejó de considerar a la homosexualidad como una enfermedad, retirándola del libro de enfermedades psiquiátricas; por tanto ningún profesional de la salud física o mental debería prestarse para tratamientos que “corrijan” la homosexualidad. 

NADA QUE CURAR No es terapia … es tortura!

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Se conmemoran el día contra la LGBTQfobia en El Salvador

Directora de ASPIDH nota violaciones de derechos humanos en el país

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(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)

SAN SALVADOR, El Salvador — Como en muchas partes del mundo, el 17 de mayo en El Salvador se conmemora el día internacional contra toda forma de discriminación por orientación sexual, identidad y expresión de género, ya que desde 1990 la Organización Mundial de la Salud sacó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales. 

En ese concepto, diversas organizaciones LGBTQ coordinan en esta fecha, todo tipo de acciones para denunciar la discriminación, violencia y hostigamiento del que son víctimas las personas LGBTQ.

La Asociación Solidaria Para Impulsar el Desarrollo Humano organizó una conferencia de prensa para presentar su posicionamiento, un conversatorio denominado “Gobierno vrs. Democracia inclusiva” para discutir sobre la realidad salvadoreña y un plantón a las afueras de un centro comercial populoso, para alzar la voz ante sus demandas al Estado salvadoreño. 

En cada acto dejar claro entre sus palabras que no se reconocen muchos derechos a las personas LGBTQ, como contar con una ley de identidad de género que permita el cambio de nombre y género para personas trans, garantizando así el derecho a la identidad de cada persona, pues este es un derecho fundamental. 

Además, mencionaron que no se permite la libre expresión del género auto percibido en los centros escolares y esto lleva a una deserción escolar a temprana edad, dejando así a dichas poblaciones sin acceso a un trabajo formal con prestaciones sociales, dejando como única opción el trabajo sexual y el trabajo informal, de esta manera no se permite un desarrollo pleno y tampoco lograr tener una vejez digna, incrementando así la extrema pobreza y el alza de la migración en la población LGBTQ.

Hay muchas violaciones a los derechos humanos hacia la población LGBTQ de acuerdo con Mónica Hernández, directora de ASPIDH. 

“Antes del régimen de excepción había extorsión por los miembros de pandillas, ahora son los cuerpos uniformados, esos que deberían estar protegiendo la seguridad de nuestras poblaciones, ellos son ahora los principales ‘violentadores’ de derechos con el permiso del Estado”, ella aseguró.

Entre las exigencias que externaban estaba por ello, la aprobación de una Ley de Identidad de Género para personas trans, según los estándares internacionales emitidos en la opinión consultiva 24/7, el cual también fue un mandato de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia a la Asamblea Legislativa en El Salvador hace más de un año. 

Para Hernández, el hecho de que el Estado no vele por hacer cumplir los derechos de toda la población por igual tiene que ver con que no se pueda contar con dicha ley. 

“Hace falta llegar a la población en general, eso debería de ser acompañado por parte del Estado a través de campañas publicitarias donde se inste a respetar los derechos humanos de todas las poblaciones. Si esto existiera la población entendiera que mi identidad y expresión de género necesitan tener un documento de identificación que vaya acorde con mi con mi identidad y mi expresión de género auto percibida”, aclara al Washington Blade Hernández. 

De acuerdo con la organización, el Estado Salvadoreño, está tratando de invisibilizar a la población LGBTQ en todo aspecto, otro ejemplo es en el Censo de Población y Vivienda de El Salvador 2024, dirigido por el Banco Central de Reserva que comenzó el 2 de mayo, en el cual no hay ningún apartado que hable sobre orientaciones sexual, identidades o expresiones de género. 

“En el censo, solo está siendo tomado en cuenta el sexo asignado al nacer, hay en cencistas que específicamente dice cuál es su sexo cuando nació, no hay una tercera casilla, ahora se ha invisibilizado totalmente, o sea, no vamos a poder tener acceso a información pública que diga cuánta población LGBT hay actualmente”, expresó Fátima Ortiz, abogada de ASPIDH. 

También exigen acceso a una salud integral, gratuita y universal para poblaciones clave, aclarando que esto es parte de lo que se retrocedió con el gobierno actual en el Ministerio de Salud y el Ministerio de Educación. 

“Las organizaciones de sociedad civil teníamos trabajo avanzado, había un acuerdo con el Ministerio de Salud. Había un formulario para hacer una prueba de VIH donde se mencionaba explícitamente la orientación sexual, la identidad y la expresión de género de las personas, esos son datos súper importantes para el Estado que ahora ya no van a tener”, menciona Hernández. 

Agrega que el Estado debe iniciar una lucha contra toda forma de discriminación hace la población LGBTQ, apostarle a la formación educativa para las mismas y la reinserción social y laboral. Sin olvidar el visibilizar los casos de violaciones de derechos humanos a dicha población. 

ASPIDH hace un llamado a la ciudadanía para que se unan a la movilización solidaria e incidencia política para el respeto y reconocimiento de los derechos humanos de la población LGBTQ.

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