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El cubano no binario que renació en España

Nonardo Perea sufrió persecución en su patria

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Nonardo Perea (Foto cortesía de Nonardo Perea)

Nonardo Perea vive en el cuerpo de Michel. Lo utiliza a su antojo para ser lo mismo clásico que vulgar, angelical o diabólico, hombre o mujer. Nonardo puede ser lo que quiera. Detrás de ese Alter Ego, se esconde Michel, tímido y retraído, quien le presta su rostro y sus manos para mostrar al mundo sus pretensiones como artista. 

Nonardo es una invención que cobra vida en fotografías, videoarte, performances, relatos, instalaciones, artículos periodísticos, cerámicas, y en cuanto formato sea posible, pues Nonardo hace mucho tiempo perdió los límites. Su mente perdió esa habilidad a medida que se reinventaba como artista empírico, pues nadie nunca le dio la posibilidad de cursar una academia de artes. 

Ha sido un gran incomprendido, mayormente porque sus piezas desbordaban erotismo y Cuba es aún demasiado mojigata para apreciar su arte queer y otras de sus obras, etiquetadas por el régimen como “políticamente incorrectas”. Michel y Nonardo fueron discriminados, por la sociedad y la dictadura que gobierna el país, ciega de poder y represión contra todo aquel que no concuerde con sus dogmas. 

Aún así, Nonardo superó esas barreras y comenzó a crear, sin la guía de nadie. Los primeros pasos los dio como escritor. Obtuvo algunas herramientas al graduarse del centro de formación literaria Onelio Jorge Cardoso en La Habana. Ganó varios concursos como el premio novelas de gaveta Franz Kafka 2017, con la obra ¨Los amores ejemplares¨ y el premio Félix Pita Rodríguez 2012, con la novela ¨Donde el diablo puso la mano¨. 

En las artes visuales, donde suele ser muy inquieto, obtuvo el tercer premio de fotografía “La casa por la ventana 2014” en el festival GendErotica, con su proyecto “Vulgarmente Clásica”. Participó en la Bienal 00, organizada por artistas independientes con el proyecto: “En la cama con Nonardo” y presentó su performance “Vulgarmente Clásica” en el Museo La Neomudejar en Madrid en 2019. 

Nonardo pertenece al movimiento San Isidro, un grupo de artistas e intelectuales independientes que luchan por una Cuba democrática. Esa batalla la ha librado también desde su arte y en pos de los derechos LGBTQ, como el matrimonio igualitario, la adopción homoparental y en contra de la violencia de género, que aún pervive en la isla. 

Nonardo Perea usó su arte para resaltar su oposición a un referéndum sobre el matrimonio igualitario para parejas del mismo sexo. (Foto cortesía de Nonardo Perea)

Debido a su trabajo y activismo político por un país verdaderamente libre, Nonardo recibió acoso policial y amenazas de cárcel por agentes de la Seguridad del Estado cubano. Temiendo por su vida, se refugió en España, país en el que siente que ha renacido y desde el cual conversa con el Washington Blade. 

WASHINGTON BLADE: Los que siguen tu arte en las redes sociales y fuera de ellas te conocen como Nonardo, pero pocos saben que tu nombre real es Michel. ¿Cómo y por qué nació Nonardo Perea?

NONARDO PEREA: Recuerdo que comenzaba mi carrera como escritor y estaba necesitando otro nombre que no fuese tan común. Hice una gran búsqueda y ninguno me gustaba. Quería un nombre único dentro de lo posible. Una tarde estaba sentado en la sala de mi casa con mi padre y le comenté lo de la necesidad de un nombre. Fue él quien propuso a Nonardo. A mí al principio me sonaba un poco feo, pero luego con el Perea me pareció un poco mejor. Tenía fuerza. Me gustó porque comenzaba con “No”, de negación, y le seguía el “Nardo”, de flor, o sea, que Nonardo tenía mucho que ver conmigo. Desde entonces comencé a usarlo para todos mis trabajos, tanto literarios como audiovisuales.

BLADE: ¿Cómo ha sido tu formación artística teniendo en cuenta que eres un creador empírico?

PEREA: Mi creación artística desde un inicio siempre fue muy complicada, teniendo en cuenta que por motivos de inclusión a temprana edad tuve que abandonar los estudios, por lo que no tengo ninguna formación académica; luego súmale a eso que soy un gay muy evidente. En una etapa de mi adolescencia era visto como una persona demasiado femenina. El hecho de parecer una mujer era un problema para encajar en una sociedad machista y homófoba. Donde primero traté de abrirme camino fue en la escritura. Comencé asistiendo a talleres literarios, donde gané varios concursos de una manera bastante rápida. Nunca estuve exento de críticas y rechazos por las temáticas que abordaban mis narraciones, casi siempre enfocados en temas LGBTQ y realismo sucio. Muchas veces sentí que por ser como soy incomodaba a muchos. Pero a pesar de los rechazos y malos momentos que viví en varios períodos de mi vida, continué haciendo narrativa, y también comencé a escribir artículos de tema social para el periódico digital Havana Times. Luego, con el tiempo tuve la posibilidad de aplicar a un taller de videoperiodismo en Praga convocado por  la organización People in Need, y gracias a una mujer que quiero mucho, Clara González, que vio en mí algún potencial, fui aceptado para participar del curso, en el que  aprendí algo de edición de vídeos, y recibí ayuda con equipos que me sirvieron para comenzar a hacer un trabajo audiovisual con mejor calidad. Todos mis trabajos creativos han sido realizados de manera empírica, y sobre todo soy un artista que trabaja  partiendo de la improvisación. 

BLADE: Has incursionado en manifestaciones artísticas tan diferentes como la escritura pasando por el periodismo y la actuación. ¿Cómo te defines como artista y por qué?

PEREA: Soy una persona que no puede estar inactiva. Cada día de mi vida lo paso pensando en hacer algo nuevo. A veces tengo tantas cosas en la cabeza, y el hecho de no poder llevar a cabo todo lo que quisiera me hace sentir un poco de frustración. No tengo palabras para definirme, solo puedo decir que de algún modo mis procesos creativos me han servido para sobrellevar la vida que me tocó vivir, todo lo que he hecho y hago me ha servido como un modo de escape de la  realidad y lo cotidiano, ya no podría vivir sin crear.

BLADE: Precisamente en una reciente entrevista declaraste que tu arte era un proceso de liberación de tu persona. ¿De qué exactamente te liberas cuando creas?

PEREA: Me libero del día a día, de lo cotidiano, de mis miedos y de la censura.

BLADE: En la mayoría de tus trabajos visuales trabajas con tu propia imagen. ¿Por qué?

PEREA: Me utilizo como objeto artístico porque en Cuba viví un gran tiempo en soledad. De alguna manera me aislé y creé en mi casa un espacio de confort, un lugar donde me sentía más libre. De algún modo el encierro me sirvió para estar alejado de la sociedad, esa que en gran parte de mi juventud no se cansó de hacerme sentir mal por mi condición de homosexual evidente. Por otro lado, mis propuestas literarias y arte en general no eran tomadas en cuenta. Siempre percibí que la mayoría de las personas me subvaloraban, y proponerle a alguien que colaborase conmigo en fotografías eróticas sin recibir nada a cambio era complicado, y aún sigue siéndolo. Tengo el control sobre mi cuerpo, si me quiero desnudar en una foto o en un vídeo, aunque me dé pena me despojo de complejos y lo hago. Si quiero hacer una fotografía demasiado vulgar también la hago. No tengo que solicitar autorización a nadie para hacerlo. No me pongo barreras. Me arriesgo, luego pienso, que digan lo que quieran. Yo entiendo que estoy realizando un trabajo donde expreso mis problemáticas personales y sociales, como ser humano.  

BLADE: Te asumes como una persona andrógina. ¿Cuántas dificultades te ha traído eso teniendo en cuenta que has vivido la mayor parte de tu vida y desarrollado tu obra en Cuba, un país en el que predominan aún los esquemas machistas y homofóbicos? 

PEREA: Me considero una persona andrógina no binaria, porque no me identifico con ningún sexo. Lo mismo puedo sentirme a gusto de chica que de chico. No tengo problemas con los pronombres Él o Ella. No me gusta victimizarme, pero te puedo decir que el camino ha sido bien difícil, y lo ha sido no solo para mí, sino para muchos otros gays y lesbianas que en su vida han optado por no ocultar su identidad sexual y han tenido que luchar contra el mundo. Ser como soy  en Cuba no me ha ayudó mucho en cuanto a poder ser reconocido por mi trabajo, pero ser como soy sí me ha servido para fortalecerme, y para entender que no necesito de la aprobación de ninguna institución para continuar creando. Soy un artista cubano y quieranlo o no, gran parte de mi trabajo se gestó en Cuba. 

BLADE: Muchos artistas cubanos prefieren separar sus creaciones de la política y hasta se rehúsan a dar su verdadero criterio sobre la situación de la isla. Sin embargo, tu obra tiene una alta dosis de activismo en contra de la dictadura y en la defensa de los derechos LGBTIQ. ¿Qué consecuencias, profesionales y personales, te ha traído ser un artista etiquetado por el régimen cubano como “contrarrevolucionario”?   

PEREA: La principal consecuencia es haber tenido que exiliarme; salir del país donde nací, abandonar a mi madre y familia, a mis amigos, mis perras, y toda una vida. Pero creo que tenía que ser así. No quedaba otro camino que el de decir adiós, porque por ninguna circunstancia  iba a  permitir detener mis procesos creativos, y por encima de todo iba a continuar haciendo mi activismo. Sé que tal vez no iba a poder aguantar tanta presión por parte de los agentes de la Seguridad Del Estado, quienes querían que colaborase con ellos para delatar  a mis compañeros del movimiento de San Isidro. De haber regresado a Cuba ahora mismo no sé cómo habría sido mi vida a partir de ese momento. Si ser contrarrevolucionario significa decir lo que pienso, y estar a favor de las minorías oprimidas, y de estar en contra de una dictadura que durante 61 años ha dejado a Cuba y a  su pueblo en una miseria sin nombre, pues soy contrarrevolucionario y a mucha honra. No tengo nada que agradecerle a ese país, donde siempre fui visto como un bicho raro, y lo poquito que conseguí fue gracias a mi esfuerzo y dedicación, porque estando en Cuba recibí críticas y trabas para todo, por tal motivo conmigo están recogiendo lo que sembraron, de mí que no esperen rosas.

BLADE: En Cuba para ser aceptado como parte del movimiento LGBTQ oficial tienes que compartir la ideología de la dictadura, la misma que puso a consulta popular el matrimonio igualitario y reprime a los activistas independientes. En tu opinión, cuáles son los peligros de “politizar” la lucha del movimiento gay cubano? 

PEREA: El peligro está en ver cómo se politiza. Estando en Cuba nunca dejé de ir a las marchas convocadas por el CENESEX (Centro Nacional de Educación Sexual) y no se me olvidará como la propia Mariela Castro (directora del CENSEX e hija del expresiedente Raúl Castro) politizaba aquellas mini marchas carnavalescas con consignas en favor de los cinco espías presos en el Imperio, y con gritos de “socialismo sí y homofobia no”. No recuerdo haber visto a ningún gay o lesbiana portando un cartel exigiendo el matrimonio igualitario, ni exigiendo libertades, ni una ley en contra la violencia de género. Es realmente patético teniendo en cuenta que el propio sistema en sí es el causante número uno de que en Cuba persista la homofobia y el abuso constante a personas del colectivo, principalmente a las personas trans, un país donde  vulneran constantemente tus derechos, ya sea por temas de raza o de orientación sexual. Esas marchas eran politizadas por el propio CENESEX en pro de un supuesto Socialismo, que está comprobado nunca ha funcionado ni va a funcionar porque aquello es un híbrido entre comunismo y capitalismo subdesarrollado, y todos sabemos que no es otra cosa que una dictadura, y de las más crudas de la historia, porque ha conseguido perdurar durante 61 años. Si Mariela Castro y todos sus fieles seguidores politizan la marcha en su beneficio, no veo porque el colectivo de manera independiente no pueda armar su propia lucha a favor de los derechos más elementales de la comunidad LGBTQ en Cuba.

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Una marcha del Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia en La Habana el 14 de mayo de 2016. El Centro Nacional de Educación Sexual la organizó. (Foto de Michael K. Lavers por el Washington Blade)

BLADE: ¿En qué sentido el exilio forzado al que te has enfrentado en España ha cambiado tu obra? 

PEREA: Ahora mismo continúo haciendo lo que quiero hacer, independientemente de estar en España sigo sintiendo que estoy en Cuba. No ha cambiado mucho mi visión como artista. Llevo tan solo aquí un año y siete meses, aunque creo que esté donde esté, de algún modo mi trabajo estará vinculado al de la isla porque aún no he cortado ese cordón umbilical que me une al lugar donde nací y di mis primeros pasos. Es cierto que estando fuera uno adquiere otros mecanismos de creación y de factura en la obra, pero por el momento no creo que el enfoque de mi obra por estar en otro país haya cambiado mucho. Eso sí, aquí en Europa existen otras problemáticas de las que tal vez pueda sacar algún provecho, pero sea como sea, serán apreciadas desde la óptica de un artista exiliado latinoamericano.

BLADE: A nivel personal, ¿cómo ha sido la experiencia de ser un inmigrante gay en Europa?

PEREA: Estoy muy agradecido por España, principalmente por Madrid, que es el sitio donde he vivido desde que llegué en el 2019. Por el momento, no me he sentido discriminado ni por mi orientación sexual ni por ser extranjero. He recibido apoyo emocional y jurídico por parte de la ONG Rescate, que me acogió y donde he recibido la atención que nunca tuve en mi propio país. Con todas las problemáticas sociales y políticas que puedan existir, en este país es donde he podido de algún modo conocer lo que es la verdadera libertad.   

BLADE: ¿Qué podemos esperar de Nonardo Perea próximamente?

PEREA: Ahora me encuentro en otro momento complicado de mi vida, porque no encuentro trabajo, y no recibo ningún dinero por mi trabajo artístico, o sea que lo que hago es por amor al arte y porque no puedo dejar de construir mi propio mundo. La situación del COVID ha conseguido hacer las cosas más difíciles, no solo para mí sino para todos, pero teniendo en cuenta que soy un exiliado y que llevo poco tiempo aquí, pues es muy complicado. Aun así continúo de manera eventual haciendo los videos-arte para el proyecto audiovisual “Vulgarmente Clásica”, el cual realizo ya desde hace varios años. Y más recientemente comencé con un nuevo proyecto: “Maricón Tropical: Living in Madrid”, este un tanto más abarcador por no llamarlo ambicioso, donde inserto varias manifestaciones artísticas: el performance, el audiovisual, la literatura, el dibujo y la fotografía, y está enfocado en mi nueva vida como exiliado en Madrid, todo visto desde un punto de vista autorreferencial, como son casi todos mis propuestas.

BLADE: Si tuvieras que crear una obra que describiera tu vida ahora mismo, ¿cómo sería?

PEREA: Considero que mi vida, mi verdadera vida, ha comenzado ahora, lo de antes no lo era. Para los efectos yo nací el 19 de Marzo de 2019, cuando puse un pie en España. Todo el pasado quedó atrás. Quiero imaginar que el pasado fue un mal sueño. Mi proyecto “Maricón Tropical Living in Madrid”, es una obra donde de algún modo se refleja ese pasado, que por desgracia es imposible olvidar y es bueno también que la gente sepa cómo fue esa otra vida, pero me centro más en el presente, mis problemáticas actuales como persona que se enfrenta a una nueva vida siendo un adulto que se siente recién nacido. Solo puedo decirte que la obra de mi vida está en proceso.

Parte de la serie “Maricón Tropical: Living in Madrid” de Nonardo Perea. (Foto cortesía de Nonardo Perea)
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Unas 24 mil personas participan en marcha del orgullo en la capital salvadoreña

Evento anual es un símbolo de resistencia y esperanza

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(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)

SAN SALVADOR, El Salvador — El 29 de junio, aproximadamente 24.000 personas se reunieron en la capital de El Salvador para participar en la marcha del orgullo LGBTQ, según datos compartidos por El Salvador G. A pesar de la persistente lluvia, el evento se desarrolló sin contratiempos, mostrando la determinación y el espíritu de la población LGBTQ y sus aliados.

La marcha no solo fue una celebración de la identidad y la diversidad, sino también un acto de protesta contra las políticas y acciones del gobierno que han afectado negativamente a la población LGBTQ. El Movimiento Ampliado LGBT+ de El Salvador, en sus declaraciones, señaló los múltiples desafíos que enfrentan. 

“El escenario al cual nos enfrentamos es complicado no solo para nosotres, sino también para todos los ámbitos de la movilización social. Como Movimiento Ampliado LGBT+ de El Salvador, reconocemos los retrocesos que han marcado los últimos cinco años”, declara el colectivo.

Entre los retrocesos mencionados están la disolución de la Dirección de Diversidad Sexual, la derogación del decreto ejecutivo 56 que prohibía la discriminación por orientación sexual e identidad de género, y la exclusión de la atención en salud pública y educación. Además, han sido archivadas propuestas legislativas clave como la Ley de Identidad de Género y la Ley por la Igualdad y No Discriminación. Estos eventos, junto con una reelección presidencial que consideran ilegítima, representan, según el movimiento, “el fin de 32 años de una democracia, que, aunque débil y homo, trans y cuirfóbica, no empujaba a sus detractores al exilio y no afectaba, como hoy, el goce de todos los derechos de todas las poblaciones”.

La marcha también sirvió como un espacio para exigir el respeto y la garantía de sus derechos humanos, contando con el apoyo de movimientos feministas, estudiantiles y de juventudes. En sus consignas, también se hicieron eco de luchas internacionales, mostrando solidaridad con los pueblos de Palestina, Ucrania, Armenia, República del Congo, Sudán, Haití y otros territorios afectados por regímenes antidemocráticos.

“Marchamos hoy en solidaridad con los pueblos de Palestina, Ucrania, Armenia, República del Congo, Sudán, Haití y otros territorios donde regímenes antidemocráticos violentan los derechos humanos de sus poblaciones”, declararon los organizadores. “Desde el pueblo salvadoreño, nos identificamos con sus situaciones y compartimos su lucha por la justicia y la libertad”.

(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)

Escenarios adversos 

El pasado mes, la obra de teatro “Inmoral”, que pudo presentarse en la Gran Sala del Teatro Nacional de El Salvador, fue cancelada por el Ministerio de Cultura, mismo que había aprobado con anterioridad dicha puesta en escena, generando una ola de críticas y preocupaciones sobre la censura y la libertad de expresión por parte de la población LGBTQ, contra otra tendencia de comentarios en apoyo a la acción del gobierno del presidente Nayib Bukele. 

Días después, la situación se intensificó cuando alrededor de 300 empleados del Ministerio de Cultura fueron despedidos, con el gobierno argumentando que estos empleados promovían “agendas incompatibles” con la visión oficial.

A través de X, Bukele defendió la medida, afirmando que no solo se buscaba alinear las políticas ministeriales con la orientación gubernamental, sino que también se pretendía generar ahorros en los fondos públicos. Esta justificación no ha mitigado las críticas de diversos sectores que ven en estas acciones un intento de limitar la diversidad de pensamiento y expresión en el ámbito cultural.

En paralelo, en Costa Rica, el presidente Rodrigo Chaves destituyó a la ministra de Cultura, Nayuribe Guadamuz, y al comisionado de Inclusión Social Ricardo Sossa. Esta decisión se produjo poco después de la polémica cancelación de la declaratoria de interés cultural para la Marcha de la Diversidad.

La situación de El Salvador ha resonado en foros internacionales; Ambar Alfaro, una activista independiente de la población LGBTQ, junto con una delegada del Colectivo Alejandría, asistió a la Asamblea General de la OEA 2024. Durante el evento, intentaron abordar al equipo acompañante de la canciller salvadoreña para discutir el futuro de las políticas gubernamentales hacia la población LGBTQ en El Salvador. Sin embargo, recibieron una respuesta negativa. Alfaro subrayó la contradicción en la disponibilidad del gobierno para reunirse con grupos pro-vida, incluyendo al controvertido Eduardo Verástegui, mientras evitaban el diálogo con representantes de la comunidad LGBTQ en dicha Asamblea.

Estas acciones han suscitado preocupaciones sobre el respeto a los derechos humanos y la diversidad cultural, subrayando la necesidad de un debate más amplio y una supervisión más crítica de las políticas gubernamentales. La cancelación de la obra “Inmoral” y los despidos en El Salvador, junto con los eventos en Costa Rica, plantean serias interrogantes sobre la dirección de la política cultural en la región y el compromiso con la inclusión y la diversidad.

La lucha del movimiento LGBTQ sigue

La Marcha del Orgullo, según el movimiento, “es una expresión poderosa de resistencia y esperanza”. Agregaron que celebran sus victorias, lloran sus pérdidas y renuevan su compromiso con la lucha por la igualdad, “marchamos para crear un futuro en el que todas las personas podamos vivir libres de violencia y opresión, donde la dignidad y la solidaridad prevalezcan sobre el odio, la discriminación y la violencia”.

La multitud que participó en la marcha, incluyendo personas de todas las edades y procedencias, demostró la creciente aceptación y el apoyo a la comunidad LGBTQ en El Salvador. Las banderas arcoíris y de las diferentes expresiones de la diversidad sexual, los mensajes de amor y aceptación, y las expresiones artísticas en forma de música, danza, acróbata, entre otras, llenaron las calles, convirtiendo la marcha en una colorida celebración de la diversidad y una protesta llena de color.

El evento culminó en El Salvador del Mundo, con discursos y llamados a la acción por parte de líderes del movimiento, instando a todos los presentes a seguir luchando por una sociedad más justa e inclusiva. Les líderes y activistas recordaron la importancia de la solidaridad y la unión en tiempos difíciles, destacando que cada persona tiene un papel que desempeñar en la construcción de un futuro mejor para todos/as.

La marcha del orgullo LGBTQ de este año en El Salvador fue más que una celebración; fue una declaración contundente de resistencia contra la opresión y un llamado a la solidaridad internacional. En un contexto de retrocesos políticos y sociales, la población LGBTQ y sus aliados demostraron que, a pesar de las adversidades, la lucha por la igualdad y la justicia continúa.

(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)
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Se hunde el proyecto de ley que prohibiría las terapias de conversión en Colombia

La OMS en 1990 dejó de considerar a la homosexualidad como una enfermedad

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El Congreso de Colombia (Foto de Michael K. Lavers por el Washington Blade)

OrgulloLGBT.co es el socio mediático del Washington Blade en Colombia. Esta nota salió en su sitio web.

Por temas de trámite se hunde en la comisión primera del Senado el proyecto de ley que buscaba prohibir las mal llamadas “terapias de conversión” en Colombia.

Los conocidos técnicamente como “ECOSIG” son los tratamientos que mediante tortura física o influencia psicológica o religiosa buscan “corregir” la orientación sexual e identidad de género de las personas diversas.

A pesar que estaba en el orden del día de 11 y 12 de junio en la comisión primera del Congreso de Colombia, los legisladores no abordaron la discusión dejando pendiente este punto que por términos de tiempo en trámites deberá volver a ser presentada. Se necesitaban dos debates más para lograr que se hiciera realidad el anhelo de una legislación que prohíba esas prácticas de tortura en el país.

Es importante recordar que el 17 de mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud dejó de considerar a la homosexualidad como una enfermedad, retirándola del libro de enfermedades psiquiátricas; por tanto ningún profesional de la salud física o mental debería prestarse para tratamientos que “corrijan” la homosexualidad. 

NADA QUE CURAR No es terapia … es tortura!

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Se conmemoran el día contra la LGBTQfobia en El Salvador

Directora de ASPIDH nota violaciones de derechos humanos en el país

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(Foto de Ernesto Valle por el Washington Blade)

SAN SALVADOR, El Salvador — Como en muchas partes del mundo, el 17 de mayo en El Salvador se conmemora el día internacional contra toda forma de discriminación por orientación sexual, identidad y expresión de género, ya que desde 1990 la Organización Mundial de la Salud sacó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales. 

En ese concepto, diversas organizaciones LGBTQ coordinan en esta fecha, todo tipo de acciones para denunciar la discriminación, violencia y hostigamiento del que son víctimas las personas LGBTQ.

La Asociación Solidaria Para Impulsar el Desarrollo Humano organizó una conferencia de prensa para presentar su posicionamiento, un conversatorio denominado “Gobierno vrs. Democracia inclusiva” para discutir sobre la realidad salvadoreña y un plantón a las afueras de un centro comercial populoso, para alzar la voz ante sus demandas al Estado salvadoreño. 

En cada acto dejar claro entre sus palabras que no se reconocen muchos derechos a las personas LGBTQ, como contar con una ley de identidad de género que permita el cambio de nombre y género para personas trans, garantizando así el derecho a la identidad de cada persona, pues este es un derecho fundamental. 

Además, mencionaron que no se permite la libre expresión del género auto percibido en los centros escolares y esto lleva a una deserción escolar a temprana edad, dejando así a dichas poblaciones sin acceso a un trabajo formal con prestaciones sociales, dejando como única opción el trabajo sexual y el trabajo informal, de esta manera no se permite un desarrollo pleno y tampoco lograr tener una vejez digna, incrementando así la extrema pobreza y el alza de la migración en la población LGBTQ.

Hay muchas violaciones a los derechos humanos hacia la población LGBTQ de acuerdo con Mónica Hernández, directora de ASPIDH. 

“Antes del régimen de excepción había extorsión por los miembros de pandillas, ahora son los cuerpos uniformados, esos que deberían estar protegiendo la seguridad de nuestras poblaciones, ellos son ahora los principales ‘violentadores’ de derechos con el permiso del Estado”, ella aseguró.

Entre las exigencias que externaban estaba por ello, la aprobación de una Ley de Identidad de Género para personas trans, según los estándares internacionales emitidos en la opinión consultiva 24/7, el cual también fue un mandato de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia a la Asamblea Legislativa en El Salvador hace más de un año. 

Para Hernández, el hecho de que el Estado no vele por hacer cumplir los derechos de toda la población por igual tiene que ver con que no se pueda contar con dicha ley. 

“Hace falta llegar a la población en general, eso debería de ser acompañado por parte del Estado a través de campañas publicitarias donde se inste a respetar los derechos humanos de todas las poblaciones. Si esto existiera la población entendiera que mi identidad y expresión de género necesitan tener un documento de identificación que vaya acorde con mi con mi identidad y mi expresión de género auto percibida”, aclara al Washington Blade Hernández. 

De acuerdo con la organización, el Estado Salvadoreño, está tratando de invisibilizar a la población LGBTQ en todo aspecto, otro ejemplo es en el Censo de Población y Vivienda de El Salvador 2024, dirigido por el Banco Central de Reserva que comenzó el 2 de mayo, en el cual no hay ningún apartado que hable sobre orientaciones sexual, identidades o expresiones de género. 

“En el censo, solo está siendo tomado en cuenta el sexo asignado al nacer, hay en cencistas que específicamente dice cuál es su sexo cuando nació, no hay una tercera casilla, ahora se ha invisibilizado totalmente, o sea, no vamos a poder tener acceso a información pública que diga cuánta población LGBT hay actualmente”, expresó Fátima Ortiz, abogada de ASPIDH. 

También exigen acceso a una salud integral, gratuita y universal para poblaciones clave, aclarando que esto es parte de lo que se retrocedió con el gobierno actual en el Ministerio de Salud y el Ministerio de Educación. 

“Las organizaciones de sociedad civil teníamos trabajo avanzado, había un acuerdo con el Ministerio de Salud. Había un formulario para hacer una prueba de VIH donde se mencionaba explícitamente la orientación sexual, la identidad y la expresión de género de las personas, esos son datos súper importantes para el Estado que ahora ya no van a tener”, menciona Hernández. 

Agrega que el Estado debe iniciar una lucha contra toda forma de discriminación hace la población LGBTQ, apostarle a la formación educativa para las mismas y la reinserción social y laboral. Sin olvidar el visibilizar los casos de violaciones de derechos humanos a dicha población. 

ASPIDH hace un llamado a la ciudadanía para que se unan a la movilización solidaria e incidencia política para el respeto y reconocimiento de los derechos humanos de la población LGBTQ.

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